Alguna vez has comido sin ganas, ¿como un autómata? O después de comer algo, ¿te has sentido mal por haberlo hecho? En estos días de confinamiento, ¿has aumentado tu consumo de alimentos no saludables, como snaks, chocolate o bollería?
Si la respuesta a alguna de estas preguntas es SI, has experimentado lo que nosotros llamamos HAMBRE EMOCIONAL. En muchas ocasiones, es difícil de distinguir con el hambre fisiológica, pero te daré unos trucos para distinguirla.
Si cuando tengo sensación de hambre, la identifico como fisiológica, entonces debemos comer, y en ese caso, deberíamos satisfacer el hambre mediante una alimentos, no “productos comestibles”, para eso, lo mejor es que lo que tengamos en casa, a mano, sea saludable!! planifica la compra e intenta no tener tentaciones en casa!!
Si por el contrario, esa sensación de hambre se corresponde a esa parte emocional, ha sido repentina, y nos pide algún alimento concreto.. un antojo como esa vocecilla que dice.. “tengo ganas de algo dulce”… entonces estamos ante un reto, el de establecer estrategias para que ese consumo alimentario, (normalmente de alimentos no saludables) no perjudique nuestra salud.
En muchas ocasiones, la relación entre las emociones y el hambre es muy fuerte, y en momentos de difícil gestión emocional, como la que estamos viviendo, es posible que nos sea más complicado controlar o gestionar.
¿cómo hacerlo?
Lo primero, identificar la causa de esa ingesta, observarse, ¿qué me está pasando? ¿qué siento? Identificar como me siento me ayudará a ponerle remedio. ¿Estoy triste? ¿Aburrido? ¿Asustado? ¿Nervioso? ¿Enfadado? ¿Me siento solo? ¿Contento? ¿Creo que debo comer porque he tenido un día duro o simplemente porque es viernes?
Una vez me haya observado e identificado esa emoción, cosa que les adelanto, no siempre es sencillo… es hora de hacer las paces con ella, de dejarla estar, de no luchar contra eso.. Cuando luchas con las emociones, se hacen fuertes, se enrocan, se empoderan y nos hacen mas pequeños. Mientras que si me observo, si me dejo sentir, seré capaz de actuar en consecuencia.
Si estoy aburrido y eso me provoca ganas de comer… entonces la herramienta será distraer el pensamiento, haciendo alguna actividad como llamar a alguien, o cualquier actividad que nos exija concentración y nos apetezca.. leer, pintar, coser, caminar,…
Si pienso que me lo merezco, porque es mi manera de premiarme o aliviarme de un día difícil, puedes permitírtelo, no te lo prohíbas, siéntate, tómate tu tiempo para decidir, y negocia contigo que “comida especial” vas comer.. sin prohibirte nada, toma conciencia y quizás ahí aparezcan pensamientos sobre comida saludable…
Si estas dos no funcionan, podemos probar a adelantarnos a esas situaciones, si el hambre emocional aparece cuando estoy aburrido, entonces puedo planear que hacer cuando el aburrimiento aparezca, así, no utilizaré el único recurso que hasta ahora conocía.. comer.
Estas cuestiones son las que trabajamos en la consulta nutricional, porque nuestro objetivo es que estés mas sano, y eso incluye, a veces, que tu relación con la comida sea menos emocional, y como siempre digo, el OBJETIVO es MEJORAR tu ESTILO DE VIDA, si logramos eso, lo logramos todo.
Mucho ánimo a todos y .. #aporello!!
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